Traducción de Beatriz Cannabrava
Hace casi treinta años que mi amiga, en un gesto alocado y para siempre inexplicable, disparó contra su cabeza interrumpiendo una mente brillante. Con tan sólo 20 años era rápida, creativa, osada e, sorprendentemente para su edad, muy culta. ¿Por qué se habrá matado?
Esa respuesta yo solamente la tendré si un día la encuentre cuando me cambie para las nubes. Pero la historia que voy a contar empieza en una fiesta. Ya borrachas, ella me susurró – en tono de confidencia – que su padre fue uno de los que mataron a Carlos Marighella (1911-1969). El asesinado, todos sabemos, fue nombrado por la dictadura su enemigo número 1.
Me quedé sorprendida con la revelación. Por delicadeza, no hice cualquier comentário. Pero ella tenía ganas de desahogarse. Me contó que su padre era del equipo de Sérgio Paranhos Fleury, una especie de comisario pit bull de los milicos (sin querer ofender a los perros de esa raza). Ella era una niñita de pre escolar cuando de la emboscada a Marighella. Oyó la historia en su casa y se llenó de orgullo: ¡Papá había matado al monstruo rojo!
Toda orgullosa – a fin de cuentas todos los niños reverencian un papá que mata monstruos – les contó a todos los coleguitas el hecho. Eso fue hace tiempo. En la medida que fue creciendo y sabiendo de las cosas, la admiración por el padre se volvió constreñimiento. Tanto que ella solamente me reveló la historia después de altos grados etílicos. La fiesta terminó, cada una se fue a su casa y nunca más hablamos de ese asunto.
Sin embargo, pensé mucho sobre la situación. Mi amiga cursaba Letras en la Universidad de São Paulo, a mediados de los años 1980, cuando un 95% de los alumnos eran de izquierda, con la sociedad sedienta por las libertades democráticas y por nuevas posibilidades. Entonces comprendí que el padre, comisario, matador de Marighella, era una mancha en el albo mantel de sus desayunos.
En noviembre de 2013, perdí mi padre. En el velatorio un amigo suyo pidió licencia para discursar. Exaltó cuánto el fallecido fue un compañero comprometido con las luchas de izquierda, un militante incansable. ¡Sentí un orgullo! Por momentos cesó la lluvia dentro de mí. Al día siguiente recordé mi amiga de hace casi treinta años. Pensé que ni siempre es ventajoso tener un papá matador de monstruos.
Hola Fernanda,la segunda eras tu?
Um buen sábado.
Cariños.
Kelva, querida. A segunda sou eu. Beijo e obrigada pela leitura.
Esta é Fernanda Pompeu.Formidável!
Neste tempo em que se criam novos monstros e novos velhos heróis…
Bel, querida. Novos monstros e novos velhos heróis é bom de mais. Na mosca! Beijo.
O outro lado da moeda. Que tristeza deve ter vivido sua amiga!
É uma história bem triste. Beijo, Silvana.
Que tristeza imensa essa história!
Não me lembro direito, mas meus irmãos contam que 1 de abril de 64 saímos da escola com bandeirinhas do Brasil dadas pelas professoras. Chegamos em casa alegres, comemorando sem saber o quê.
Encontramos minha mãe chorando ao telefone, desesperada, procurando meu pai que estava no Rio, para saber se estava vivo ou morto, preso ou solto.
Beto, querido. Nós, os filhos da ditadura, temos uma história enorme que vale a pena ser contada. Mesmo que em recortes, pequenas cenas, sensações, sustos. Valeu a leitura. Sempre. Beijo.
Obrigado Fernanda muito obrigado,voce fez eu lê e entender Espanhol.Saudações.!
Lucio, e que língua linda é o espanhol. Beijo!
Essa história me comoveu demais. Também tenho um pai herói e me condoí da menina que,provavelmente, se envergonhava do seu. Já é difícil carregarmos os nosso próprios erros. Tenho uma aluna cujo pai está preso por homicídio, o que devastou a vida da família inteira (4 filhos) e ainda por cima, são discriminados pela comunidade. O velho rosário de erros.
Maria Cristina, de um jeito ou de outro, somos os nossos pais. Obrigada pela leitura. Volte sempre! Beijos.
Muy conmovedor e interesante el relato, Fernanda. Qué lío tenemos con los padres-patriarcas!. Especialmente cuando como patriarca y desde el poder familiar también, te impulsa a ser una mujer independiente…
Lola, feliz com a sua leitura. E quando os padres patriarcas são seres amados, é então que tudo se torna mais complexo. Besos.
[…] – y viejitos también – que dicen varias tonterías sobre la dictadura militar. Repiten que la represión sólo alcanzó guerrilleros, asaltantes de banco, huelguistas. Pero el autoritarismo militar – […]
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